Los cambios mundiales que vivimos, de gran dinámica, muestran que los organismos internacionales han quedado desfasados de la realidad para la que han sido creados. La gran mayoría continúa formalmente operando, pero no realmente.
La ONU demuestra una gran debilidad para resolver situaciones, especialmente en un mundo altamente transnacionalizado. Su reforma, no generará necesariamente nuevo orden, sino que será éste el que requiera de una reforma de la ONU o de un nuevo organismo internacional que lo exprese y contribuya a su mantenimiento.
Estas reformas, o la organización que
resulte, deberán contemplar no
sólo la necesidad del establecimiento, mantenimiento y
restablecimiento del orden mundial y la seguridad, sino
también la justicia. El orden sin justicia, o
bajo la justicia de los más poderosos, es una forma de
"pacificar", pero no de atender a las demandas ni de resolver
los verdaderos problemas del mundo.
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Estudio, Análisis
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Doctor en Ciencia Política y Relaciones Internacionales (Universidad Nacional de Rosario, Argentina). Profesor y Evaluador en Cursos de Grado, Postgrado y Doctorado en el país y en el exterior. Director del Centro de Estudios Internacionales Argentinos (CEINAR) y de la Revista Argentina de Relaciones Internacionales, 1977-1981. Miembro Observador Internacional del Comité Internacional de Apoyo y Verificación CIAV-OEA en la "desmovilización" de la guerrilla "contra" en Nicaragua, 1990. Director de Doctorado en Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario, Rosario, Argentina, 2002-2005. Investigador Científico del "Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas" (CONICET).
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