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“La Paz es el camino”, pero ese camino, es una construcción compleja y dinámica, en la que resulta importante que intervengan todos los actores y sectores; fundamentalmente si estamos hablando de democracia, ya que este concepto implica el Gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo 4 y el hecho de que haya “representantes”, es a los efectos de facilitar la institucionalidad, no de impedir, ni siquiera postergar, la participación. Si un régimen asegura el orden, el resultado es la pacificación -“Pax”-; si además de asegurar el orden, realiza la justicia, el corolario es la “Paz” 5. Eso es a lo que toda sociedad aspira: a la “Paz”; a que no sólo haya orden, sino que éste vaya acompañado de justicia, en términos equitativos y distributivos. En toda sociedad, por lógica, se tiende al “mantenimiento” del orden ya que es esencial a los efectos de afirmar la “gobernabilidad”. El orden, es la resultante presunta de un “pacto social” institucionalizado en la Constitución -en términos aristotélicos- vigente en esa sociedad -de modo real no sólo formal 6-. Pero también hay demandas por situaciones insatisfechas que, en muchos casos, promueven desorden 7, lo que genera un proceso interactivo que se realimenta permanentemente, entre demandas -internas y externas- y el mantenimiento del orden o la gobernabilidad 8. El problema central que se plantea, independientemente de sus características, es la disyuntiva entre mantenimiento del “orden” y administración de “justicia” -satisfacción de demandas-. La tendencia “natural” del sistema 9 -quienes lo conducen 10- es al mantenimiento del orden con el mínimo de otorgamiento de las demandas planteadas 11, de forma tal de mantener el statu quo con el mínimo de concesiones. Los reclamantes de justicia son desordenadores y, los ordenadores -los “conductores o direccionadores” del sistema- utilizan los parámetros del sistema que los beneficia desde el punto de vista de los intereses de seguridad y económicos, por lo que tienen su propio modelo de justicia y no necesariamente el de los reclamantes. De esta manera, el sistema -quienes lo conducen- funciona alrededor de una constante búsqueda por el mantenimiento del orden, frente a los “impactos” provocados por las demandas -independientemente de la legitimidad/ilegitimidad de las mismas- dejando como saldo final de la restauración del orden, la “justicia” planteada por los “ordenadores”, quedando el conflicto en un estado de permanente latencia ya que no se va al fondo de la cuestión 12. A este proceso se lo llama “pacificación” -“Pax”- 13 y es uno de los ejes centrales de organismos internacionales como la ONU en su Capítulo VII y por ende del “orden” mundial 14. Este proceso, en algunos casos, puede llegar a situaciones extremas y, en éstas, hay que revisar al sistema y, por sobre todo, al pacto social, que ha perdido la vigencia original 15. |
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© DALLANEGRA
PEDRAZA,
Luis, “Paz o Pax” en América Latina: Conflicto en
Colombia, (Córdoba, Edic. del Autor, 2017), ISBN:
978-987-33-2238-9, eBook, CDD 327.1
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